Al principio, ya desde pequeño, destacaba por mi imaginación que la plasmaba en dibujos y luego cuadros. Siempre pensé que debí haber elegido la carrera de Bellas Artes, pero por diversas circunstancias me decidí por otras opciones. Lo cierto es que recuerdo, siendo un niño, que alguien me preguntó que quería ser de mayor y le contesté sin pensarlo: escritor.

Ser conocedor del mundo de la economía, finanzas y empresas , tanto por mis estudios universitarios en Relaciones Laborales por la Universidad de Salamanca, Riesgos en el Trabajo, Ergonomía, Psicología del Trabajo por la Universidad Pontificia de Salamanca, Inversiones por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y otros, como a través de mi trabajo de asesor a empresas, me ha llevado a tener mi particular visión del mundo en que nos rodea, lo que me mueve a ser crítico y tratar de hacer llegar otros puntos de vistas con mis escritos.

Pertenecer a redes sociales, foros y blogs para escritores y lectores también ha contribuido a formar este aporte literario que trato de ofrecer al lector. Me encanta hacer reír (un ejercicio muy sano) emocionar, pensar y sorprender.

La vena literaria, que me viene de mi padre, Eugenio Gragera, fue Decano de prensa y radio en mi ciudad de nacimiento y esparcimiento, me ha conducido en esta ocasión, a través de lo desconocido y lo fantástico, a eliminar personajes y piezas que a mi juicio sobraban y sirve para hacer de este mundo un lugar un poco mejor. Tuve la suerte de conocer a personas que si experimentaron vivencias paranormales, lo que me abrió mi particular caja de los truenos.

Con el diario de Oscar, mi última novela, me alejo esta vez de la sátira y el humor de mis publicaciones anteriores: La Pesadumbre, La Historia del Reino: Lady Aguerrida Guerrera Aguirre y Las más Bellas Cartas de Amor.