-Admiro tu determinación, es algo que valoro en las personas. Supongo que se debe también a tu trabajo y tu adiestramiento. ¿Has acabado con la vida de alguien?

-Prefiero no hablar de eso- me dice mientras toma un trago de su copa, y saborea el vino tinto que le acabo de servir.

-Es curioso cómo se cruzan algunos caminos que hacen que dos personas aparentemente tan distintas se acaben conociendo y…- no puedo seguir, me avergüenzo de mis sentimientos, ella me sigue intimidando.

-¿Y qué?  No seas tímido, que no me como a nadie, ante todo soy mujer Diego. Ser policía es mi trabajo, solo eso – me dice cogiendo mi mano – eres un buen hombre, te veo decidido, valiente… con principios, luchador, eso yo lo valoro mucho – acaba sus palabras mirándome a los ojos, para a continuación darme un beso que me deja un tanto nervioso, y mis labios húmedos culpa del pinta labios mezclado con el rojo crianza.

Permanecimos durante un buen tiempo apoyados uno junto al otro en el viejo sofá sin mediar palabra, no hacía falta. Vivo uno de esos momentos que ya ni recordaba de paz y felicidad, sintiéndote bien al lado de una mujer a la que cada día que pasa me siento más unida. Algo debe haber visto de mí que le ha convencido; esta guapa mujer que podría estar con quien quisiese. El caso es que su inquebrantable carácter me hace sentir más cómodo y seguro…

Después de varias copas de vino y caricias nos quedamos casi dormidos, medio tumbados uno encima del otro. En mi cerebro comienza a penetrar el sonido de la alarma de un coche.

Suena el móvil de Garmendia y lo coge aun con sus ojos cerrados – Dime Guzmán…no te escucho bien ¿qué te ocurre?- arrimo mi oído al teléfono de Lidia, mi curiosidad me vence, intento escuchar lo que le dice uno de sus compañeros que abajo hacen guardia en el coche.

Me extraña lo que oigo con dificultad, parece el susurro de alguien que agoniza. Lidia da un brinco y se asoma a la ventana – Joder esto no me gusta, ¡coño, mierda, hostias! – se pone sus botas a toda prisa, coge su chaqueta, saca su arma reglamentaria y se dirige hasta la puerta, la abre con cuidado apuntando con el arma que sujeta con ambas manos. Nunca la había visto tan nerviosa, con el rictus serio, ceño fruncido, mordiéndose los labios.

Veo como sale al pasillo que da a las escaleras junto a los ascensores, oigo como me dice en voz baja que permanezca  agachado detrás del sofá.

Lo siguiente que oigo son disparos, voces, golpes, mi corazón se acelera, no sé qué hacer –joder y si han herido a Lidia o lo que es peor …- aparto ese pensamiento y salgo hacia la puerta.

Una bala debe de pasar muy cerca, oigo como impacta en la pared del pasillo muy cerca de donde me encuentro, en un movimiento inconsciente me lanzo al suelo y repto hacia el interior del piso, sin saber cómo se me ocurre abrir la ventana del dormitorio y salgo hacia el exterior pensando que allí estaría a salvo. Casi resbalo y caigo de una altura de tres pisos, mi corazón late tan deprisa que parece que me va reventar; me agarro con todas mis fuerzas al marco de la ventana del frio aluminio. No miro hacia abajo, tengo vértigo y un miedo atroz.

Cuando me tranquilizo bajo con cuidado, me adentro de nuevo en el piso, me dirijo con cuidado hacia la puerta, me asomo lentamente y veo dos cuerpos en el suelo. Lidia está agachada junto a ellos, buscando documentación en el interior de la chaqueta en uno de los abatidos a disparos.

-No querías saber si me había cargado a alguien, pues ahí tienes a dos – me dice muy seria – no encuentro nada con lo que poder identificar a estos hijos de putas – justo dice esto se incorpora y baja a toda velocidad por las escaleras – ¡quédate aquí no salgas del piso joder!

Me asomo por la ventana del salón buscando el lugar donde estaban aparcados los policías que hacían guardia. Aparece Lidia, mira hacia el interior del vehículo y la veo como a continuación inclina su cabeza, la oigo maldecir todo lo que uno se pueda imaginar. Comprendí que habían acabado con la vida de sus dos compañeros. Nosotros pudimos haber sido los siguientes, pero estamos vivos gracias a la llamada de aviso de uno de los moribundos con su último aliento y a Garmendia, a su determinación y buena puntería. Estoy tan nervioso que apenas me sujetan las piernas. 

Después de dar aviso a comisaria de todo lo sucedido, Lidia sube para encontrarse de nuevo conmigo.

-¡Hijos de putaaaa!- grita la encolerizada policía.

No soporto verla tan enfurecida con lagrimas en los ojos. En ese momento pienso como un estúpido, no se qué hacer, nunca antes había estado en una situación así – bueno al menos sé que no hay vecinos en esta planta sino podía haber sido mucho peor – digo sabiendo que Lidia no me está escuchando, la veo dando vueltas de un lado a otro con la pistola en la mano fuera de sí.  

En el momento que intento acercarme a ella para tranquilizarla suena su teléfono móvil, lo coge de su chaqueta lo mira con desprecio y contesta.

-Sí soy yo, ¿quién es usted y que quiere? – la oigo decir intentando que no se le note su estado de cólera.

Después de un momento de silencio, oigo como la persona que le ha llamado habla durante unos minutos y cuelga. Lidia sigue sosteniendo el teléfono, la veo buscando y tocando la pantalla a toda velocidad.

Me mira ladeando su cabeza, abriendo sus ojos. Me agarra de la mano y me dice que le acompañe a toda prisa.

-¿Pero quién era, qué ocurre? le pregunto desconcertado, mientras corro por el pasillo que conduce hasta las escaleras.

-Vamos a mi coche, rápido no hay tiempo que perder. Además no estás seguro aquí por sino te habías dado cuenta – me agarra de la mano de nuevo y tira con fuerza, haciendo que corra hacia su vehículo estacionado  a unos metros del portal de mi piso franco.  

Conduce a toda velocidad, sale por la amplia avenida bajo el puente en dirección a las afueras de la ciudad, hacia el Norte.Por suerte no hay excesivo tráfico.

– El que me ha llamado tenía acento gringo. No sé cómo se ha hecho de mi número de teléfono; me ha dado una ubicación no muy lejos de aquí, en la montaña. He visto su foto de perfil se trata de «tu amigo», ese del bigote al que estabas buscando que aparecía con Emma en una de esas fotos que guardas.


No hay comentarios hasta ahora.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. El campo del sitio web es opcional.

COMENTARIOCOMENTARIO
Tu NombreTu Nombre
EmailEmail
WEBSITEWEBSITE