Mi querida hermosa,

mi vida,

mi sosa,

Beatriz Eduarda, el culo te arda:

 

 

Lo siento, pero es que con ese apellido…Bueno vayamos al grano, y una vez en el furúnculo dispongámonos a resolver. Que ya lo dice el refrán: “lo bueno si brevas no las dejes caer”. No quiero ser más “preambulista” y por eso te digo querida Beatriz que sigo pensando mucho en ti y en tu puta cara. No sé qué me hiciste jodida, pero el caso es que quiero verte de nuevo y recordar esos abrazos hasta casi asfixiarnos; como me duelen todavía aquellos arañazos en la espalda. Por eso tenía que ponerme al perro atado a mi lomo para protegerme de ellos. Lo malo era que el muy cabrón también se excitaba y tú ya no sabías con quién estabas haciendo el “chingamiento”. A pesar de todo, no dejaba de ser un menaje a tres de lo más sugerente.

 

Perdona por arrancarte el piercing, estaba muy borracho aquel día, aunque sigo pensando, de todos modos, que todavía no tengo claro si fui yo o Chaky (jodido perro).

 

Por aquí todos te echan de menos, Sandro me dice siempre que tiene muchas ganas de meterse unas líneas contigo y el bingo entero si hace falta. ¡Ah! Y Laura que me dice que fue ella quién te mangó tu chupa de cuero verde, que no se lo tengas en cuenta, ella es así. Fíjate, que el otro día, le robó los gemelos a su tío el viudo, con el cariño que les tenía, pero no veas el pastón que pagan en el mercado negro de órganos.

 

Bueno Bea Eduarda lo dicho, que el culo te arda, y conmigo dentro más.

 

Se despide de la fábrica de su viejo, porque no aguantaba más a ese puto cabrón explotador, tu amigo Carmelo.

 

 

 

 

Mi cabroncete amigo Carmelo:

 

Como ya sabrás, después de pasar aquellos años con vosotros estuve recluida en aquel centro para desquiciados, a la vieja que se le metió en la mollera que estaba endemoniada. “Las malas compañías” me decía la muy jodía.

 

El caso es que ahora estoy perfectamente, hago una vida de lo más normal. Todos los días saco a pasear a mi perro Semásforo, lo dejo que haga sus cosillas y a veces le hago unas caricias en el prepucio, cuando lo veo depresivo o estresado. El otro día envié su currículum a la bolsa de Wall Street en New York, creo que tiene bastantes posibilidades de trabajar allí, por lo que pude deducir, después de su entrevista en inglés.

 

Mi madre, como ya sabrás, está totalmente curada de su adicción a los tranquilizantes, yo creo que fue a partir de que mi padre nos dejó y se terminaron las palizas. Aquellas amenazas de matarla, la verdad, que la ponían un poquitín nerviosa.

 

Ahora tengo un nuevo amigo, se llama Rodolfo y es viudo. Vive en la otra dimensión espiritual, lo mató una bomba mientras cagaba en la caseta de madera, durante el ataque a Guernica. Aprendo de él muchas cosas, por ejemplo, me ha enseñado a hacerme mis propios calcetines de cuero de piel de sandía. Me enseña muchas cosas de la vida, ya sabes, consejos para salir airosa en las batallas cotidianas del día a día.

 

Bueno tronco, que te dejo, que he de irme a mi clase de rehabilitación de violines de plástico, un curso muy interesante al que me apunté por consejo de Rodolfo. Me ayudará mucho en la vida aprender estas nuevas técnicas.

 

Tu amiga Beatriz que te olvidó hace años. Te zurzan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Catahuacho, primavera del año


No hay comentarios hasta ahora.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. El campo del sitio web es opcional.

COMENTARIOCOMENTARIO
Tu NombreTu Nombre
EmailEmail
WEBSITEWEBSITE