
Fugaces
Poemas / 27 junio, 2018 / Mario Gragera
Vi grandes montañas de nieves adornadas,
grandes mares que se pierden en el horizonte.
Caminos sombríos sinuosos, llenos de hojas doradas.
Ocres, verdes, claros y oscuros, alto monte.
Recuerdos de naturales, hermosos en su tiempo.
La madurez fijó esas vivencias, mi momento.
Ya no quiero mirar atrás nunca más,
para no sentir vacíos de acciones perdidas.
Amadas, queridas, olvidadas, personas dormidas.
Luz de futuro, poco o mucho sin destino.
Escribo, rezo y olvido, creo por desatino.
En mis faltas estarán todas mis virtudes.
Abro la puerta una y otra vez, mil veces más.
Aunque vuelvan volcanes o bestias y huracanes,
me arrojen de nuevo, me sepulten aludes.
Canto mirando hacia arriba, grito jamás.
Me mantengo de pie hasta el ultimo aliento.
Le pregunto al santo al subir a la cumbre:
¿Cuántos años tengo, cuántos me quedan?
En su mano estaban los que debo descubrir.
Me sopló al rostro, un suave silbido,
para de nuevo, vivo, pudiese sentir.
Emprendí camino abajo, a mi mundo perdido.
SUSCRÍBETE A MI BLOG