Si alguna vez el germen estuvo podrido,
esa esencia de adn maldecido.
Nada te satisface, nada te ocupa el ojo.
No ves salida, golpeas la frente ¿no lo ves?
Camina a la insatisfacción, andas corto, cojo.
Todas las puertas que abres te llevan del revés;
barca a la deriva sin viento ni rumbos,
empujado por tus dudas, dando tumbos.
Desde las doce miradas al cielo, a su través,
buscando la señal que nunca bajó a verte.
Reflejos en lunas de escaparate y no reconocerte.
Un buen día encontraste al sabio dentro de uno,
se acercó, te musitó al oído y así cambiar:
estás cadenas de hierro y dislate,
fabricadas por otros, todos o ninguno,
para que no cometas el repetido disparate,
son sencillas de hacerlas quebrar.
Cose con hilo de la sencillez que te rodea.
Hazlo tuyo, propio, envíalo a todos y sea.
Empuja fuera con fuerza a rodar.
No dejes pasar la mala que merodea.
Sabes quién es, ya la tuviste de compañera.
Se llama estupidez, no la saques más a pasear.
