SERAPIO GARBAJUELO MONTALVEZ (TRUHAN)         

Nacido en la Habana (Cuba) en Octubre de 1957. A la edad de 5 años montó su primer grupo de rufianes haraganes, es en esta época cuando logra su primer éxito en el mundo del hampa. Se llevó el 1º premio a la felonía más depravada, que otorgaba por aquellos años el comité de malhechores pendejos, grupo constituido por Don Tito Valdés y como segundo de abordo Don Rómulo Jeremías, hombre de gran poder y con permiso de Fidel, al que temían en todas sus casas de prostitución y costureras desde la Habana hasta Santiago.

Serapió fue acuchillado varias veces en la barbería de Julián Mendizabal a la edad de 14 años, dejándole secuelas en su muñeca izquierda, que lograba disimular con unos gemelos suizos que le regalaron el día que su padre los abandonó en el cajón de la mesilla.

Meses más tarde no tuvo más remedio que poner a trabajar a su madre en uno de los prostíbulos de Don Rómulo, aquel que Serapio regentaba, en este bonito lupanar conoció a Maria Engracia Saucedo de la que se enamoró varias veces antes de asesinarla y tirarla por el Malecón. Esta mujer marcó en gran medida su vida y su cara gracias a sus uñas afiladas. Después de la muerte de su amada Serapio cayó en una profunda depresión, que le llevó a tomarse algunas licencias en la vida, nuevas hasta entonces. Tomó prestado todo aquello que necesitaba y robaba todo aquello que no necesitaba, convirtiéndose así en uno de los hombre más ricos y poderosos de la Habana. Por aquella época se trasladó a vivir al barrio del Vedado en un lujosa casa colonial con sirvienta y chofer, vigilada siempre por 14 de sus matones.

El día que su madre murió debido a una fuerte hemorragia producida por una bestial práctica de sexo anal del revés; juró venganza y se encargó personalmente de dar por el ano a todos sus clientes habituales, incluyendo al Consejero de Economía del país, hecho este, que no sentó muy bien dentro de la clase política. Toda una seria de desagradables acontecimientos ocurrieron, tales como innumerables visitas por parte de inspectores de Hacienda que provocaron la ruina de Serapio y su posterior expulsión del pais.

Serapio abandonó definitivamente Cuba escondido en un baúl dentro de la bodega un buque mercante con bandera polinesia. Viajó escondido en aquel baúl, no por temor a ser descubierto, sino porque no soportaba el frescor de la brisa marina que le producía salpullidos en sus orejas, según contaría más tarde en una de sus entrevistas en el semanario “Lectorcitas”.

Así llegó a España, en la primavera de 1984, decidió establecerse en Madrid por una temporada trabajando como camarero en un conocido bar de moda del barrio de Malasaña. Se le ocurrió traer a paisanos músicos suyos para que fusionaran su música con el flamenco, pero al primer concierto tuvieron que salir de allí fracasados; “aquella música nunca triunfaría” , según palabras de la encargada el bar, una tal Olvido Gara que se reía constantemente de Serapio y sus músicos.

En aquellos años Serapio conoció, una noche de borrachera, que era lo único que sabía hacer tras aquellos fracasos, a Margarita Albéniz hija de un poderoso mangante magnate de la radio y la televisión. No tardó Serapio, con mucho más mundo que aquella dama, en conquistar su adinerado corazón, pasando en pocos años a convertirse en un gran vividor de la noche, que siempre le confundía, conduciéndole esto a traer problemas a casa, problemas con nombre de mujer casi siempre, que aceleraron el proceso de divorcio siete años después.

Serapio, que había conseguido gracias al divorcio algún dinero, puso todo su empeño en comenzar una nueva actividad empresarial, un taller de costura ilegal para trabajadoras maltratas. El negocio le duraría unos años, el suficiente para haberse divorciado de siete de sus empleadas, hechos estos que le llevaron a la ruina económica.

Tras vender a una revista del corazón toda su vida privada, principalmente su matrimonio con la rica Margarita, muy popular en la sociedad española, consiguió algo de dinero, el suficiente para montar una whiskería de carretera en un pueblo de Ávila, pero que al poco tiempo las mafias acabaron quemándosela.

Serapio, totalmente abatido y a punto de quitarse la vida, recibe la llamada de una importante cadena privada de televisión que le ofrece participar en un concurso, en el que debía pasar una temporada en una casa con mas personas, famosillos de medio pelo, observados las 24 horas por cámaras de televisión. Tras pasar dos semanas en aquel concurso fue expulsado por la votación popular, no sin antes agredir a una de sus compañeras de concurso con una lámpara de bronce en toda la cabeza. Este hecho no le trajo la antipatía general del público sino todo lo contrario, pero lo que no pudieron perdonarles, después de matar a su compañera por accidente como dictaminó el juez, es que intentase hacer una carrera musical, cantando a todas horas canciones como el “ Torito Bravo” en versión country. Esto acabó definitivamente con la paciencia de la audiencia que lo mandó fuera de aquella casa, arrastrándose así por todos los platós de televisión que le pagase lo suficiente para sufragar su adicción a la cocaína, contando todas sus intimidades y las de todas sus ex mujeres.También contaba, sin cesar, que conoció al famoso Donald Trump en uno de sus viajes a Miami, lo cierto es que nunca estuvo en la ciudad norteamericana.

Unos pocos años después, olvidado, Serapio encontró la muerte una noche vieja. Había ingerido mucho alcohol y cocaína, trató de entrar en su casa por el balcón de una vecina a la que previamente había amenazado con un tenedor retorcido, cayó desde el segundo piso en un traspiés. Murió en sala de operaciones del hospital Virgen de la Vega debido a un error médico con la anestesia.

 


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