X.-Daemonium sum

 

—Tu contrato, ya fuera sellado con el veneno de una serpiente, ahora no vale una mierda de toro. Mis miedos me condujeron hasta ti, ¡qué Dios me perdone!

 

—Los términos serán los que yo decida. Pongo las condiciones y decido a mi antojo porque ahora me perteneces y me lo cobro absolutamente todo… todo lo que sea necesario para satisfacerme. Tus dudas y tus miedos me abrieron las puertas para empujar tus decisiones hacia mis voluntades.

 

—Bicho repugnante acaba ya con todo esto. Hice todo lo necesario para que no tenga valor.

 

—Aún no ha terminado el sufrimiento de otros insignificantes mortales. Admito que no puedo robarles su libre albedrío, pero sí causarles una afección parcial y temporal de sus cuerpos y mentes para que obren en mi beneficio.

 

—¡Asqueroso reptil que se arrastra al servicio de Satanás! Seguiré rezando a Dios y a la Virgen, con el firme propósito de que acabes huyendo fuera de nuestro mundo, como una rata asustada, lo que realmente eres.

 

—Sí, ja, ja, ja… Seguid creyendo en sus palabras de amor repugnante que se os transmiten a través de la escoria sacerdotal; de nada te va a servir.     

 

—Maldigo el día que permití que el poso negro de la venganza lo alojases en lo más profundo de mi corazón y me hizo tomar el camino del mal.

   

 

 

 


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