CLUBS ELITISTAS, BILDERBERG: BUSH, JUAN CARLOS I, FELIPE VII,PRESIDENTES MARIONETAS DE ESTADOS

Ahora ya sabemos a ciencia cierta, o con pruebas en las manos, de la existencia de los clubs elitistas  que se nutren de los hombres y mujeres más poderosos del mundo. Familias que durante muchos años han acumulado tal cantidad de dinero,  poder  e influencias como para llamar al orden incluso a cualquier presidente de un país europeo o a la mismísima reina de Inglaterra.

No hace mucho pude leer a la periodista Cristina Martín Jiménez, contando como este grupo de personajes tan influyentes fueron los que obligaron a Juan Carlos I, nuestro anterior rey, a abdicar y bajarse de la silla real para que su sucesor Felipe VII reinase en España. A estas élites no les interesa invertir en países desestabilizados, en crisis, con fuertes movimientos sociales. Quieren calma controlada, a las masas aborregadas y tranquilas que sigan consumiendo los bienes y servicios en los que ellos se cuidan de invertir para hacerse aun más ricos y poderosos. Es su finalidad en sí misma, el dinero y el poder, movidos por una codicia enfermiza que llevan en su genética durante cientos de años y como consecuencia deja un mundo cada vez peor, donde el reparto de la riqueza es cada día más desigual e injusta. Sin ningún tipo de escrúpulos son capaces de crear crisis económicas o conflictos bélicos, con tal de conseguir sus objetivos.

Esto es, para que nos hagamos una idea, lo que ocurría en los antiguos pueblos de nuestro país en los que mandaban, el boticario, el terrateniente y el ganadero de turno, los más ricos del lugar, que ponían y quitaban alcaldes a su antojo, el mayor de los ediles y el mayor de las marionetas, que también solían ser avispados. Entraban en el cargo con botijo y salían con piscina y cortijo.

Cómo se explica que Bush (hijo) el más tonto de los presidentes de la historia reciente de los E.E.U.U. Llegase al poder, sino fuese porque su familia pertenece a este poderoso club de alterne y postín.

       

Seguramente existen otros grupos de poder, otros que se reúnen periódicamente en hoteles de lujo cerca de campos de golf, para marcar sus directrices a todo aquel que le sirva para llevar a cabo sus políticas económicas, a costa de lo que sea y de quien sea, porque da igual el sufrimiento humano solo importa el dinero, “Poderoso caballero es don dinero” que dijo el gran Quevedo y sigo con el maestro de las letras que también escribió otra frase menos conocida: “Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho”.


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