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Hoy ha venido un señor con intenciones de comprarme un libro.
Crítica Social, Relatos Cortos, Sátira / 10 abril, 2018 / Mario Gragera
Pues miren ustedes, sí, hoy ha venido a mi despacho un señor con intenciones de comprarme un libro. Con la mayor precisión de que ahora dispongo, después de buche de vino y manzana fría, doy paso a narrarles tan elocuente diálogo:
– Buenas tardes ¿aquí es donde el libro el armario de Oscar?
– No, el diario de Óscar – le digo sonriente (me hizo gracia el hombre, llevaba sombrero de paja, anchos pantalones de pana, de cara regordeta y colorada, enseñaba dientes amarillos).
– ¡Ah pues entonces yo no sé! Sino es el armario mire «pos» me habré «condundío» de portal. A mi «ma» dicho la parienta que es el armario por la radio – me dijo con voz del ofuscado.
– ¿Armario por la radio? – Le pregunté contrariado.
– ¿Pero usted qué es lo que anda buscando buen hombre? – Sigo con mi interrogatorio ya más confundido.
– Qué resulta que la “mujé” ha “escuchao” lo de que aquí venden una “novelda” de misterio, de esas que a ella le gustan mucho, porque ella si lee mire “usté”, yo por contradicción no leo “na” desde que iba a clase de doña Purita en el “bachigerato”.
– Eso no puede ser buen hombre, algo en los periódicos leerá y eso ya es leer – le contesto con la redundancia, mostrando la amabilidad que no me caracteriza.
– ¡Qué va! Yo los periódicos viejos que cojo del bar “pa” lo único que lo uso es “pa tapá” “bujeros” en el “pajá” y “asín” no me se metan bichos y también “pa” que no me pisen la cocina cuando friego que “aluego” se me enfada la parienta – me dice ya riendo y en tono jovial. Se le pasó la ofuscación con el poco de comunicación.
– ¿Bueno, pues su mujer como se llama? Que se lo dedico ahora mismo – le pregunto agarrando un libro para dar por finalizado tan jugoso diálogo de besugos.
– María Engracia del Sotorreño, y se quedaron tan a gusto su “mare” y su “pare” – me dijo ya sentado frente a mí – póngale algo bonito de mi parte ¡qué “pa” eso lo pago yo! ¡Nos ha “jodío” el romano con el “zacho” y la burra vieja! Voceaba la vez que daba golpes en la mesa.
Con el último golpe se me cayó el bolígrafo y las gafas se me quedaron justo en la punta de la nariz, cuando comenzaba la firma; rayón y borrón más tarde se lo entregué. Contento marchó el paisano por donde vino. Me asomé por la ventana y lo vi entrar en el bar de enfrente, justo el que hace esquina.
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Grandes las palabras de Jesús Quintero
Jesús Quintero: "Nunca como ahora la gente había presumido de no haberse leído un puto libro en su jodida vida".
Publiée par Spanish Revolution sur Lundi 16 avril 2018
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