Con la compra del libro ‘El diario de Óscar’ te regalamos la descarga gratuita del divertido eBook de ‘Las más bellas cartas de amor’.
Sólo por tiempo limitado…

Renovación política.Políticos transparentes
Crítica Social, Relatos Cortos, Sátira / 6 junio, 2018 / Mario Gragera-Llaman al timbre…¡Llaman al timbre! ¡QUE LLAMAN AL TIMBRE VIEJAAAAA!
-¡Ya voy chiquilloooooo! También te podías levantar tú a abrir, todo el día tirado en el sofá viendo tontadas de la tele y fumando esa mierda de hierbas – le contestó Doña Matilde al haragán de su hijo.
32 años, sin oficio ni beneficio. Llevaba sin pegar palo al agua más de cinco años, desde que lo dejó su novia. Lo dejó aquel verano que se fue en busca de otras oportunidades, según esgrimió ella como escusa, para en realidad irse con otro más adinerado, de mejor condición y estatus.
Doña Matilde abre la puerta son cerca de las 14 cero horas, la olla está pitando, los garbanzos debían estar bailando, o más bien buceando entre tocino, chorizo y morcilla.
Un señor barbudo, bien trajeado, con corbata a rayas le ofrece un panfleto con una amplia sonrisa. Unas gafas grandes, montura de pasta negra, colocada en su afilada nariz aguileña.
Doña Matilde lo mira de arriba abajo y se detiene en la sonrisa que no esconde en ningún momento, un diente de oro muestra como ya hay pocos.
-¿Qué desea buen hombre? Que los garbanzos los tengo ya casi a punto, y la prisa me mata a palos. ¡Qué trajín Señor, hay que trajín por Dios!
-Mire usted buena señora, disculpe si la interrumpo en el obrado de sus quehaceres, prometo serle breve, que ya lo dice el dicho: lo bueno si breve bien vale una misa o un vaso de vino – le lanza estas palabras el señor trajeado, un poco atropellado, con acento algo aportuguesado.
Continúa con la explicación de su aparición delante de su puerta – somos un nuevo partido político, y estamos aquí para informar a la ciudadanía de la importancia de nuestro nacer. Aquí en este folleto con letras y colorines podrá usted luego leer nuestro programa electoral.
-¿Cómo se llama su partido? – Le interrumpe doña Matilde.
-“Sus robo a la cara”- le contestó el barbudo trajeado, sonriendo con diente de oro que luce y brilla, a la vez que gira su mano derecha en el aire, como golpe de baile por bulerías, gesto que Doña Matilde entiende muy bien por apropiarse de lo ajeno.
-Somos un partido de gente transparente y sinvergüenza, no engañamos a nadie. Hemos venido a hacer política para enriquecernos, enchufar a la familia y amiguetes, como todos los demás, con la diferencia que nosotros no esconderemos nuestros actos venideros con palabras políticamente correctas que lleven a engaño.
El hijo de Doña Matilde, Blas “el fumao” como le conocen en el barrio, al oír al trajeado aspirante a presidente del Gobierno, en uno de los pocos momentos de espabilamiento durante los anuncios televisivos, salió a la puerta.
-Oiga no nos interesa – y diciendo esto cerró la puerta. En ese instante, el señor insistente de traje y corbata puso su mano entre puerta y marco, impidiendo que se cerrase. La mano se le puso colorada y algo de sangre pudo apreciar una asustada Doña Matilde.
Al abrir de nuevo la puerta, el aspirante a político, entró en el hogar de madre e hijo. Blas le puso la zancadilla, el trajeado barbudo cayó al suelo y rodó hasta el sofá.
-Permítanme que entre y me siente, así podré explicarles más tranquilo nuestro programa electoral – les dijo el candidato con la sonrisa que parecía eterna, se la puso en su casa, y hasta el momento no la dejó olvidada en ninguna esquina.
Sorprendidos por la osadía del representante del nuevo partido político, se sentaron desconcertados, y algo enojados por lo embarazoso e incomodo de la situación.
Blas le señaló con el dedo y le preguntó: ¿Si no consiguen mayoría con quiénes pactarían?
-Sí, tú encima dale carrete – murmuró una contrariada Matilde mirado hacia abajo, mientras cruzaba sus dedos y se sentaba resignada en su sofá.
-Nosotros pactaremos con todos con tal de coger el asiento, les prometeremos el oro y el moro, si es preciso, para conseguir sus apoyos. Si hace falta sobornaremos a alguno para estos fines – les dijo sonriendo como no podía ser de otra manera.
-Una vez en el poder y después de enchufar a toda la familia, amigos, vendidos y demás sinvergüenzas, no podremos cumplir ni una sola de nuestras populistas propuestas. Hay que ser estúpido para creer que terminaremos con el Paro, o que solucionaremos los problemas de la Educación, Sanidad, Terrorismo, Inmigración, y mucho menos que acabaremos con la Corrupción. Al acabar de decir esto soltó una sonora carcajada.
-Crearemos, ya se lo digo a usted, si gobernamos, un fondo de reserva de 600 millones de euros, que manejaremos con total opacidad para gastarlo en lo que creamos conveniente.
-Y con las pensiones no se preocupen ustedes que no pensamos tocar nada, dejaremos que el sistema quiebre y ya cada uno se vaya apañando como hasta ahora. Eso sí, la edad de jubilación la subiremos hasta los 88 años, y que se haya cotizado un mínimo de 48 años, para no pagar muchas pensiones nuevas. El dinero que quede en la caja de las pensiones pues ya lo destinaremos para otros menesteres, según se vaya terciando. Para tapar agujeros, usted ya me entiende.
Blas estaba como hipnotizado – «máma, máma», me convence esta gente, yo los voy a votar.
-¿Quiere usted un cafelito buen hombre? – Le preguntó Doña Matilde al sonriente aspirante a gobernante.
SUSCRÍBETE A MI BLOG