– Tiene la palabra el Señor Pedro Jiménez presidente del gobierno de España.

– Gracias señora Presidenta. Señoras y señores de esta cámara, si bien no es menos cierto que lo expuesto en días atrás no tiene la mayor relevancia, si lo comparamos con lo que vendrá, si es que viene como ustedes vaticinan.

– Ya, si eso ocurriera o se nos escurriese de las manos, que no por ello pecamos de ser majaderos, preguntaremos a los sabios o sino como dijo el poeta “a la muñeca de goma de mi hija Sebastiana”, para que nos de las soluciones.

– Mientras tanto, yo desde mi cargo como presidente he de cumplir, como no puede ser de otro modo, con mis obligaciones de preservar el estado del bienestar que nuestra Constitución recoge en su articulado, obra maestra de los padres de nuestra Ley de leyes.

– Espero haber aclarado el asunto que tanto preocupa a la oposición.

-Tiene la palabra el Señor Alberto Esposado.

– Gracias señora presidenta. ¿Cómo sigue siendo tan osado y se atreve usted a decir a esta cámara sin ningún tipo de rubor lo que acaba de decir señor Presidente? ¿Acaso no conoce usted el sentido del deber que se le presume por su cargo? Cito yo al otro poeta, pues no hay más que dos: “No es verdad Ángel de amor que en esta apartada orilla la luna brilla, y si es con mentiras mucho mejor”. –  Señoras y señores diputados, no podemos, ni debemos permitir que siga usted un minuto más en esta cámara engañando a todas y todos los españoles, por lo que le ruego encarecidamente su dimisión, no si antes la Justicia le eche como cochino al matancero.

– Tiene la palabra el Señor Ángel Tardá Solé.

– Muchas gracias señora presidenta de esta cámara que no me representa. –  Ciertamente nos sentimos aludidos tanto por las palabras infames del señor presidente como por las del señor Esposado de la oposición, es por esto que, no me queda más remedio que hablarles a ustedes de Pepito Grillau. El señor Grillau se levante muy temprano todas las mañanas para ir a faenar a los campos catalanes, vive con su abuelo y un perro que le ladre. Vemos que las ayudas ridículas de este estado opresor cada vez son más paupérrimas como viene ocurriendo presupuesto tras presupuesto. Dejen que nos autofinanciemos dejen que nos independicemos – así seremos justos los unos con los otros y Dios en la de todos- como dijo el gran escritor catalán Don Miguel de Quevedo ¡Visca Cataluña y fuera de la piel de toro!

 

 

– Tiene la palabra Don Federico Raspolvo Sancho.

– Muchas gracias su señora señoría. Como decíamos ayer o antes de ayer, ni recuerdo ni me estorba, no es verdad ni es mentira, bueno… el caso es que… estos no son los papeles.

– A ver, un momentito, que aquí los tengo. Bien como les decía a sus señorías, ¡no estamos dispuestos a consentir otra subida más de impuestos a nuestra comunidad vilipendiada durante siglos, con una deuda histórica desde la época del caudillo! Ya en el NODO de la época se reflejaba como nos tomaban el pelo inaugurando pantanos y luego dejándonos pelados nuestros cada vez más empobrecidos bolsillos.

Nosotros les proponemos a los sesudos del gobierno que replanteen los presupuestos, porque si no les va a votar su tía la cantora.

– Vaya terminando Señor Raspolvo.

– Sí señora presidenta, acabo en un minuto sino lo acabo en dos, no más. Señor Presidente, le ruego encarecidamente tenga la sensibilidad bajo su piel, si es que todavía le queda piel, porque la muda usted cual lagarto cortijero, para razonar nuestras peticiones que son bien sabidas por los miembros de esta cámara. Ya me marcho señora presidenta, pero despacio no vaya a escojonciarme por las escaleras.

– Tiene la palabra un niño de catorce años.

– Muchas gracias Señora presidenta de esta cámara.

– Qué mono y qué majo. ¡Silencio, silencio, señores y señoras diputados!

– Buenas tardes ya, hoy he venido a hablarles de mi abuelo, Don Paco lo llamaban en el barrio, ahora lo llaman Francisquito. Mi abuelo Paco hace muchos años puso en el barrio un negocio, era una frutería, las mejores verduras y frutas del barrio, después de más de 40 años tuvo que cerrarla, la competencia de los grandes supermercados y tiendas de chinos, le hizo mucho daño. El alquiler, que se lo subieron más de diez veces, los impuestos excesivos, y otros problemas que no me explicaron le hicieron jubilarse. Con una pensión que apenas nos da para llegar a mediados del mes. Yo vivo con mis abuelos y mis padres, que están los dos en paro, bueno mi padre de vez en cuando encuentra algo los fines de semana en algún bar o cafetería, y mi madre limpiando escaleras, pero apenas les llega para ayudar a pagar el recibo de la luz o algo de comida. A mi abuela le han tenido que poner una dentadura postiza que ha costado un pastizal. A mi abuelo le han diagnosticado después de muchas visitas al médico y muchas horas de espera: cataratas, sordera del oído izquierdo, problemas de movilidad, mi abuelo dice que eso es por estar tanto tiempo sentado esperando a que lo citen, y un dedo del pie más largo que el otro.

– A mí me gustaría que de verdad hagan algo para ayudar a la gente pobre que hay en nuestro país y se dejen de tanto palabreo, del que no he entendido “na de na”. Ni yo, ni mis tres hermanos, ni mi padre que me acompaña. Ya le preguntaré a la “agüela” que nos habrá visto por la tele, que esa es “mu laaaarga”, y lo mismo sabe decirme de que han estado ustedes hablando durante horas y horas, ¡panda mangurrianes!

 

 

 

 


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